AV PTO 31

Sobre el abandono de personas y espacios a causa de la crisis económica.

 

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El abandono tanto de las personas como de los lugares en esta dura crisis económica que azota las ciudades en las que vivimos es un fenómeno que se ha ido convirtiendo en un paisaje cotidiano y del que ya no se presta atención debido a una normalización aceptada y consolidada de crisis ética-moral. situación de limbo social, en realidad una enfermedad social que despoja a la persona afectada de la categoría de individuo útil, una mella considerable cuya consecuencia es la caída en un círculo del que es muy difícil salir, sanar y avanzar sin ayuda externa. Las personas que lo padecen muestran síntomas de ansiedad, miedos, adicción y el peor de todos, soledad y abandono, llegando a caer en depresión y desconfianza hacia un sistema roto y una sociedad sin empatía. Trabajadores que del día a la mañana a causa de la pérdida del empleo, desahucio o despojados de cualquier posesión material que se adquiriese en un periodo de esplendor que falsamente nos vendieron. Un viejo problema para un “nuevo” mundo. Este mundo nuestro que como una pescadilla que se muerde la cola, es incapaz de avanzar con rotundidad en materias oficiales y humanas. Un mundo donde si no entras en los cánones sociales y económicos que dominan esta sociedad no existes. Debemos adquirir nuevas costumbres, nuevas maneras de vivir en sociedad, por un nuevo bien común. Muy licito, muy recomendable. Pero se le vuelve a dar la espalda al mismo colectivo de siempre. Los más vulnerables. Los menos visibles. Ellos aseguran que la vida no les ha cambiado en nada, siguen igual que antes de cualquier estado de alarma impuesto. No tenían recursos y siguen sin tenerlos. Seguirán viviendo de la caridad de los demás o de los trabajos en B mal pagados. Su zona de confort seguirá siendo un lugar público en la calle. Ocupado por necesidad, del que pueden ser desalojados sin previo aviso.

El estudio de investigación presentado se divide  en dos partes, una un seguimiento realizado en el mismo lugar día tras día y a la misma hora durante un periodo de dos años y medio. Una evolución espacio-tiempo tanto del espacio ocupado como de los individuos que se han ido instalando en él. Una serie de 12 fotos, que simbolizan los 12 meses del año. Un recorrido por las diferentes estaciones en un periodo de tiempo concreto y que es inapercibido a los ojos del ciudadano de a pie que lo recorre eventualmente. Y dos, una serie de entrevistas a los afectados por este problema después del confinamiento obligatorio en donde narran sus experiencias durante este.

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RECONOCIMIENTOS 2017:

– 3º Premio Carpetes Obertes.

– Finalista Seminario de fotoperiodismo de Albarracín

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